La verdad detrás de los últimos ataques violentos.

Se trató del tercer ataque contra trabajadores de la industria del pollo en menos de una semana. El pasado 6 de junio, un vendedor y distribuidor de pollo, identificado como Tomás, de entre 35 y 40 años, fue asesinado de cuatro balazos, y frente a decenas de personas, en el mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, uno de los más grandes de Chilpancingo.

Tres días después, el 9 de junio, aproximadamente a las 16:00 horas, dos distribuidores de alimentos que transportaban carne de pollo fueron atacados a tiros en el estacionamiento de carga y descarga del mismo mercado. Uno de ellos murió por las heridas que le causaron las balas y el otro fue trasladado herido a un hospital.

Esta serie de ataques en un periodo corto de tiempo contra trabajadores de granja, distribuidores y repartidores de pollo, provocó que el resto de los vendedores cerraran sus tiendas ante el temor de que les sucediera algo similar. Todos los fallecidos vivían o trabajaban en Petaquillas, al sureste de Chilpancingo, un lugar considerado como importante centro de producción de carne de pollo.

El cese de la venta de pollo en Chilpancingo afectó directamente a la población general, pues durante tres días hubo desabasto de dicho alimento esencial en al menos tres mercados de la zona y en algunos negocios del centro de la ciudad.

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